Si, lo reconozco, tengo debilidades en mi vida. No suelen ser muy habituales y menos en relación a personajes y DNIs, pero sin duda tengo un resquicio dentro de mi que siempre quiso ser Xabi Alonso.
Alonso ha ido cumpliendo todas las etapas en la vida que me hubiera gustado vivir. Desde sus inicios en el equipo de su ciudad, con sus amigos y familia, hasta acabar dando clases de centrocampismo en la élite del fútbol mundial.
Incluso Xabi tuvo ese periodo británico que todo joven con inquietudes musicales y tendenciosas, anhela. En una ciudad tan musicalmente recordada como Liverpool, Xabi se curtió a base de tackling y disparos desde una lejanía clasicamente británica.
Y con el ingles aprendido, algunos vinilos en la colección y seguramente alguna británica en el pasaporte del amor, Xabi volvió a España por la puerta grande. Al equipo mas grandilocuente del balompie mundial.
Pero Xabi no necesita flashes. El participó en la mejor final de la historia de la Champions, siendo de hecho protagonista de aquella noche, cerrando la remontada. Y lo celebró con un simple movimiento de manos, en el partido mas emocionante y sentimental que se recuerda. Porque Xabi es eso, la sencillez en lo excesivo. El buen hacer en silencio. La búsqueda del arte en lo oculto de los partidos .
Podrá llegar un chico gales que tire las faltas cuadradose como Cristiano. Podrá llegar un chico brasileño que regatea casi al nivel del maestro argentino. Pero dudo mucho que vuelva en los próximos años un jugador que sea capaz de mezclar la estética de sus pases rectilíneos, con la dureza de las entradas de Merseyside. Un futbolista diferente, no el mejor, pero si diferencial.
Mientras el se irá a escuchar sus discos de Wilco, calzarse sus zapatos de moda y a disfrutar de una mujer que es modelo, pero no de profesión, sino de todo lo demás.
Siento decir esto, porque es un pecado capital y no me gusta pecar, ...
"Xabi, cuanto te envidio"
Se puede chutar más, pero no más bonito |
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